Hoy os voy a hablar un poco sobre la borraja.
Es una planta que no se conoce por toda España, viene de la
zona de Siria y Egipto, se extendió por toda la zona del Mediterráneo.
En la zona donde vivo es conocida desde mucho tiempo atrás,
aunque no se utilizaba como verdura, se utilizaba como planta medicinal.
Se conocía su propiedad para bajar la fiebre, es
antiinflamatoria, diurética, expectorante, ayuda a renovar y recuperar el estado normal
de las glándulas suprarrenales y sus hojas y semillas estimulan la secreción de
leche en madres lactantes.
Después se empezó a cultivar para consumo, como verdura
sobre todo en la zona de Aragón y el Valle del Ebro, y en sitios concretos de
Francia, Italia y Alemania.
Es una verdura que se utiliza para comer los tallos y
algunas hojas más tiernas del centro, tiene como pinchitos, que son un poco
molestos al cogerla, yo la preparo con guantes y así no me pincho.
Si no os
queréis pinchar limpiándola hoy en día la venden limpia y preparada para llegar
y cocer.
Esta borraja de la fotografía, es del huerto que tenemos en casa, no es igual
que la que se comercializa, esta es de tallo más corto, medirá unos 40cm y la
que comercializan miden de 60cm a 1m. Es totalmente ecológica, no será muy grande pero tiene un sabor, que no tiene nada que ver con las que se comercializan.
Normalmente se plantan las semillas en abril y se recolecta
en otoño, pero hoy en día hay todo el año.
En la época de invierno se hielan y hay que ponerlas en
invernadero si quieres comer.
La variedad que se utiliza para el consumo humano tiene las
flores las tiene blancas, la borraja silvestre las tiene de color púrpura.
Su sabor es suave, y su textura tierna, en mi zona se comía
mucho para acompañar las legumbres, con judías secas o garbanzos, también con
patatas.
Hoy se hace una cocina más creativa, y se añade a todo tipo
de platos.
También hay un postre que se hace con las hojas más
pequeñas, y se llama crespillos.
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